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Last Updated on abril 8, 2021 by Elizabeth Minda-Aluisa


Este artículo fue publicado originalmente en la Revista Digital Microbios.


El pasado 25 de julio de 2020 se cumplieron 100 años del nacimiento de una de las mujeres más emblemáticas en la ciencia, Rosalind Franklin. El centésimo aniversario de su nacimiento está provocando mucha reflexión sobre su carrera y contribuciones de investigación.

Rosalind Franklin es una de las científicas cuyo trabajo quedó sin el reconocimiento que merecía: ella capturó la foto que demostró que el ADN era una doble hélice, la famosa foto 51. Sin embargo, fueron James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins quiénes ganaron el Nobel de Medicina en 1962, cuatro años después de la muerte de Franklin por un cáncer de ovarios a los 37 años.

Su vida…

Fuente Wikimedia Commons.

La vida de Franklin estuvo rodeada de obstáculos. Siendo una excelente estudiante, paso con honores el colegio y los estudios superiores, aunque necesitó el apoyo de algunas de las mujeres de su familia para poder ir a la universidad: su padre no estaba de acuerdo en que estudiará. Ganó una beca para estudiar y su padre le pidió que entregara esa beca a alguien que “realmente lo mereciera”.

A pesar de la adversidades Franklin se doctoró en la Universidad de Cambridge en 1945; y formó parte de distintos de equipos de investigación como: la Asociación Británica para la investigación del uso del carbón, en el Laboratorio Central de Servicios Químicos del Estado en París, en el King’s College y, por último, en el Birkbeck College, donde contó con equipo propio y dónde desarrollo un importante trabajo en estructura molecular de los virus, cuya continuación llevaría a sus colegas Aarón Klung y John Finch a ganar el Nobel de Química en 1982, ellos dedicaron el documento a su memoria.

El ADN no lo fue todo

Como se mencionó antes, el trabajo de Franklin sobre el ADN equivale a una fracción de su historia y legado. Trabajó en biología, química y física, con un enfoque en la investigación que era importante para la sociedad. Hizo importantes avances en la ciencia del carbón y el carbono.

Sus estudios e investigaciones la convirtieron en experta en el estudio de virus que causan enfermedades en plantas y humanos. En esencia, es gracias a los aportes que hizo Rosalind Franklin, sus colaboradores y sucesores, que los investigadores de hoy en día pueden usar herramientas la cristalografía de rayos X para investigar virus como el SARS-CoV-2.

Al ser una científica que trabaja con un enfoque en lo importante para la sociedad sus estudios en el carbón y el carbono ayudaron enormemente, pues Franklin ayudó a determinar la densidad, estructura y composición del carbón, un combustible fósil que se utilizaba ampliamente para calentar hogares y para la industria energética; además indirectamente, ayudó a la efectividad y diseño de las máscaras de gas de la Segunda Guerra Mundial, que contenían filtros de carbón activado al estudiar la porosidad del carbón.

Su primer artículo de Nature, en enero de 1950, está basado en esos estudios del carbono.

Mucho mas que una heroína injusta

Es una parodia que Franklin sea recordada principalmente por no recibir crédito total por sus contribuciones al descubrimiento de la estructura del ADN. Esa parte de la historia de la vida de Franklin nunca debe olvidarse, pero ella era mucho más que la “heroína injusta”, y es hora de reconocerla por la amplitud y profundidad de su carrera como investigadora.

En el centro de la lápida de Rosalind Franklin en el cementerio judío Willesden de Londres está la palabra “científico”. Esto es seguido por la inscripción, “Su investigación y descubrimientos sobre virus siguen siendo de beneficio duradero para la humanidad”.

La ciencia, para mí, explica parte de la vida. Hasta dónde llega, se basa en hechos, experiencias y experimentos.

Rosalind Franklin

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Elizabeth Minda-Aluisa