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Last Updated on abril 23, 2024 by Elizabeth Minda-Aluisa


¿Quién dijo que las fórmulas y las batas de laboratorio eran solo para hombres? ¡Aquí rompemos todos los estereotipos! Prepárate para conocer a heroínas que han dejado una huella imborrable en el mundo científico.

La noche nos envuelve con la belleza cautivadora de la luna y las estrellas, desatando nuestra curiosidad acerca de su misteriosa composición. En el siglo XX, esta incógnita también intrigaba a los científicos, quienes suponían que las estrellas compartían la misma estructura que la Tierra. Sin embargo, gracias a una mujer valiente, nuestra percepción cambió para siempre. Cecilia Payne-Gaposchkin, una astuta astrónoma, desveló la verdad oculta: las estrellas están compuestas principalmente de hidrógeno y helio. Su descubrimiento revolucionario abrió un nuevo universo de conocimiento sobre la composición estelar y el cosmos en su totalidad.

El 10 de mayo de 1900, en Wendower, Inglaterra, nació una mente excepcional: Cecilia Payne. Dotada de una brillantez académica innegable, obtuvo una beca para estudiar en el Newnham College, una institución afiliada a la prestigiosa Universidad de Cambridge, en 1919. Sin embargo, el camino hacia su educación universitaria estuvo plagado de obstáculos, ya que la madre de Cecilia se negaba a invertir en lo que consideraba una pérdida de tiempo y de dinero. Determinada y esforzada, Payne logró asegurarse la beca que allanaría su camino hacia el éxito.

Si bien inicialmente se enfocó en estudiar botánica, física y química, su pasión por la astronomía pronto cobró un protagonismo innegable en la trayectoria de Cecilia. A pesar de completar sus estudios con éxito, se vio limitada por las injustas barreras de género presentes en la Universidad de Cambridge en aquella época. La discriminación imperante impedía que las mujeres fueran reconocidas con los títulos que se merecían, incluso si superaban con creces todos los requisitos académicos. De hecho, esta institución no concedió títulos universitarios a las mujeres hasta 1948, dejando un amargo legado de desigualdad en su historia educativa.

Es así como Cecilia Payne dejó su tierra natal y se trasladó a Estados Unidos, donde logró obtener una valiosa beca para estudiar en el Harvard College Observatory en 1923. Sin embargo, su historia de éxito no fue la única en ese prestigioso observatorio. Desde 1885 hasta 1927, el Observatorio empleó a aproximadamente 80 mujeres con el propósito de analizar minuciosamente fotografías estelares en placas de vidrio. Estas talentosas mujeres, conocidas como las “computadoras” de Harvard, realizaron impresionantes descubrimientos astronómicos que dejaron una huella indeleble en el campo de la astronomía.

Cecilia se convirtió en una pionera al obtener el primer doctorado en astronomía en el Radcliffe College, su tesis se consagró como una obra maestra que dejó perplejos a los astrónomos Otto Strauve y Velta Zeberg, quienes la describieron como “la tesis de doctorado más brillante jamás escrita en astronomía”. Este trabajo revolucionario marcó un hito sin precedentes en el campo. En él, Cecilia desveló las temperaturas estelares y las concentraciones químicas de las estrellas, utilizando la innovadora ecuación de ionización desarrollada por el físico indio Megnad Saha.

Cecilia Payne descubrió de qué está compuesto el universo y el sol.

Henry Norris Russell, un astrónomo y colega de Cecilia, inicialmente se opuso firmemente a los revolucionarios hallazgos de esta última. Paradójicamente, con el paso del tiempo, Russell sería reconocido por demostrar que la composición del Sol difiere significativamente de la de la Tierra. Cecilia Payne desempeñó un papel fundamental en el avance del conocimiento astronómico al destapar los misterios de las estrellas variables, cuyo brillo fluctúa desde la perspectiva terrestre. De hecho, prácticamente todos los estudios posteriores sobre estrellas variables se fundamentan en su invaluable trabajo, lo cual destaca su indiscutible legado en el campo de la astronomía.

Cecilia Payne fue la primera en alcanzar el cargo de profesora de cátedra en Harvard, abriendo las puertas para las mujeres en el departamento de ciencias y en el campo de la astronomía, destrozando así el denominado “techo de cristal”. Su ascenso marcó un hito significativo en la historia de la institución, al reconocer su excepcional talento y contribución al avance de la ciencia.

Cecilia Payne no solo fue una astrónoma excepcional, sino también una luchadora comprometida contra la discriminación de género. Su influencia fue fundamental en la transición de la Universidad de Harvard hacia una era de mayor igualdad de oportunidades para las mujeres, lo cual la convierte en una figura inspiradora que ha dejado un fuerte impacto en la ciencia y en la lucha por la equidad de género. Su pasión por la astronomía no conoció límites, lo que se manifestó en su infatigable dedicación al estudio y la investigación de esta fascinante disciplina científica.


Enlaces:

  1. Cecilia Payne-Gaposchkin: “La astrónoma que descubrió la composición de las estrellas”. Mujeres con Ciencia.
  2. Cecilia Payne, la mujer que cambió la receta del universo. SINC.
  3. Cecilia Payne-Gaposchkin. El País.

Elizabeth Minda-Aluisa