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Last Updated on mayo 6, 2021 by Elizabeth Minda-Aluisa


¿Has escuchado el nombre de Enriqueta Favez? Ella fue una mujer que “decidió” vivir como un hombre. ¿Lo hizo porque realmente se sentía un varón, o quizás necesitaba ocultar su condición femenina para poder practicar su profesión? ¿La de Enriqueta – Enrique, es una historia de identidad sexual o una manera de eludir la discriminación hacia las mujeres en la práctica de la medicina?

Historia

Enriqueta Favez (1791-1856) nació en una familia burguesa en Lausana-Suiza. A los 15 años y obedeciendo el mandato familiar (propio de la época), contrajo matrimonio con un militar, Juan Bautista Renau, un oficial del Regimiento de Cazadores de las tropas de Napoleón, con el que tuvo una hija que falleció a los 8 días de nacer. Su marido y su tío murieron durante la guerra napoleónica con Alemania.

Viuda y con 18 años, decidida a ganarse la vida por su propio esfuerzo y convencida de que, como mujer, sólo tenía la opción matrimonial o la de la prostitución, se vistió de hombre, estudió Medicina en la Sorbona de París bajo el nombre de Enrique Favez y logró el título de médico cirujano.

Una vez graduada se alistaría como cirujano militar en el ejército con el nombre de “Enrique Favez”, en posesión de su diploma de cirujano, hasta que fue capturada por las tropas del Duque de Wellington en España.

Después de la guerra, sin familia, sin proyectos, Enriqueta partió a Cuba con la idea de comenzar una nueva vida bajo el nombre y continuó bajo el nombre de Enrique Favez. Desde 1819, y después de familiarizarse son la ciudad y el idioma, practicó la medicina en Baracoa, atendiendo a muchas personas pobres, a las que también enseñó a leer y escribir.

Con problemas económicos por un país asediado por corsarios y piratas y el abandono del gobierno de España, pero encaminada en la labor médica, conoce, se enamora y se casa con Juana de Léon violando todas las leyes establecidas por el gobierno y la Iglesia de la Isla en Cuba aun cuando Juana estaba al tanto de la verdadera identidad de género de Enriqueta.

Controversia

Muchas personas empiezan a sospechar y juzgarla y por esa razón la detienen. Al violar las leyes establecidas –por ejercer la medicina sin ser un hombre–, Favez fue detenida y juzgada. En su defensa, su abogado planteó que Enriqueta Favez no era una criminal. Sin embargo, su esposa Juana de León presentó una solicitud de nulidad del matrimonio.

A pesar de haber aceptado su género y haber indicado las razones de su cambio un tribunal de Santiago de Cuba la condenó a reclusión de 10 años en la Casa de Corrigendas de La Habana, bajo vigilancia especial de las autoridades.

En la apelación por parte de su abogado, Manuel Vidaurre, se resaltan estas palabras: La sociedad es más culpable que ella, desde el momento en que ha negado a las mujeres los derechos civiles y políticos, convirtiéndolas en muebles para los placeres del hombre. Mi patrocinada obró cuerdamente al vestirse con el traje masculino, no sólo porque las leyes no lo prohíben, sino porque pareciendo hombre podía estudiar, trabajar y tener libertad de acción, en todos los sentidos, para la ejecución de las buenas obras. ¿Qué criminal es ésta? que ama y respeta a sus padres, que sigue a su marido por entre los cañonazos de las grandes batallas, que cura a los heridos, recoge y educa a los negros desamparados y se casa nada más que para darle sosiego a una infeliz huérfana enferma? Ella, aunque mujer no quería aspirar al triste y cómodo recurso de la prostitución…

¿Qué criminal es ésta que ama y respeta a sus padres, que sigue a su marido por entre cañonazos de las grandes batallas, que cura a los heridos, que recoge y educa a negros desamparados? Ella, aunque mujer, no quería aspirar al triste y cómodo recurso de la prostitución”. Debe de ser una santa —replicó el fiscal- O mejor una víctima —concluyó el defensor de la primera mujer que ejerció la medicina en Cuba.

Su condena fue reducida a cuatro años de prisión “por los horribles crímenes de haber andado desde que vino a esta Isla disfrazada con el vestuario de hombre…” no remitiéndola a prisión sino al servicio del Hospital San Francisco de Paula de La Habana. A pesar de la situación fue éste el primer hospital en el que Enriqueta pudo ejercer la medicina como mujer.

Con 33 años fue liberada y se encaminó a Nueva Orleans (Estados Unidos) con unos familiares. Para preservar el ‘buen nombre’ de la familia, le obligaron a ingresar en un convento. Como hermana Magdalena procuró asistencia médica a personas necesitadas, hasta su fallecimiento.

Enriqueta murió en 1856, a los 65 años, fue enterrada en Nueva Orleans, Su tumba fue destruida, por el huracán Katrina en el 2005.

Aprendizaje

El caso de Favez ha sido seguido por la prensa y la literatura, en diferentes épocas, por ejemplo, el corto Enriqueta Fabez ganó el primer lugar en el XXV Festival de Cine Clubes celebrado en 1998 en Santa Clara (Cuba), el guión Crimen inocente de José Ramón Marcos (Cuba) en 2004 o el libro Por andar vestida de hombre de Julio César González Pagés.

Enriqueta Favez fue la primera médico-cirujana en América Latina obligada a vestirse de hombre en los siniestros tiempos del patriarcado moderno, no debemos dejarnos llevar por las innumerables fábulas en las cuales prevalecen de forma absurda criterios lesbofóbicos que intentan minimizar a la mujer valiente, una médica sin fronteras, ejemplo para el mundo de multiculturalidad y cooperación.


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Elizabeth Minda-Aluisa