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Last Updated on julio 6, 2021 by Elizabeth Minda-Aluisa


¿Has escuchado hablar sobre las zoonosis? ¿Términos como ébola, trichinelosis, leptospirosis, paludismo, Sida, fiebre amarilla son familiares para ti?

Etimológicamente, zoonosis viene de los vocablos griegos zoo que significa animal y gnosis que significa enfermedad.

El comité mixto FAO/OMS de expertos en zoonosis definió a estas enfermedades, como ‘aquellas enfermedades e infecciones que se transmiten de forma natural entre los animales vertebrados y el hombre o viceversa’.

Es entonces la interacción entre animales y humanos, así como el aumento de la actividad comercial y la movilización de personas, animales, sus productos, el ingreso a zonas selváticas, el tráfico y consumo de vida silvestre, la deforestación, entre otros factores, los que han incrementado, de mayor manera, la proliferación de enfermedades de origen animal o zoonosis.

Por consiguiente, las zoonosis son el resultado de una co-evolución del patógeno y de uno o varios de sus hospedadores, llegándose a dar ciclos enormemente complejos como, por ejemplo, la aparición de portadores intermedios sanos en el mecanismo de transmisión (reservorios).

Clases/Tipos

Son varias las maneras de clasificar a las zoonosis y eso depende, entre otras cosas, del agente causal, su forma de transmisión, los tipos de hospedadores e incluso la participación o no de vectores en el ciclo de la enfermedad.

Daré ejemplos de algunas enfermedades para contextualizar esta clasificación.

De acuerdo con la etiología, es decir al agente causal, podemos encontrar enfermedades de origen animal producidas por bacterias, parásitos, hongos, protozoarios, virus o artrópodos. Por ejemplo, algunas personas pueden contraer, de manera accidental, criptosporidiosis cuando consumen comida o agua contaminada con las heces de animales infectados por el protozoo Cryptosporidium spp.

De acuerdo con la forma de transmisión del agente infeccioso entre los hospedadores naturales existen i) zoonosis directas donde el agente solo necesita un hospedero vertebrado para completar su ciclo; ii) ciclozoonosis cuando el agente requiere más de un hospedero vertebrado para completar su ciclo; iii) metazoonosis donde el agente requiere de vertebrados e invertebrados para completar su ciclo o iv) saprozoonosis cuando el agente requiere de una especie vertebrada y un reservorio no animal para completar su ciclo.

Un ejemplo de este tipo de zoonosis es el complejo teniasis/cisticercosis, una ciclozoonosis producida por parásitos del género Taenia cuyo hospedero intermediario es el cerdo o bovino y el humano es el hospedero definitivo.

Como ejemplo de las metazoonosis tenemos infecciones como dengue, zika (Flaviridae), chikunguya (Alphaviridae) pues son transmitidas por el mosquito vector Aedes spp.; y también podemos encontrar otras enfermedades no virales como malaria producida por Plasmodium spp. y transmitida por el mosquito Anopheles spp o mal de chagas producida por Trypanosoma cruzi y transmitida mediante la picadura del insecto conocido como triatomino.

Finalmente, de acuerdo con el principal reservorio del agente infeccioso existen las i) zooantropozoonosis que son infecciones transmitidas por el humano a otros vertebrados; ii) antropozoonosis que son infecciones transmitidas al humano por otros vertebrados y iii) amfixenosis que son infecciones que se transmiten en ambos sentidos con igual magnitud.

Como ejemplo de una antropozoonosis tenemos a la brucelosis o fiebre ondulante causada por bacterias del género Brucella una de las zoonosis más importantes a nivel mundial que afecta al ganado y al hombre.

Debemos recordar que los humanos también podemos transmitir enfermedades a los animales y un claro ejemplo de una zooantropozoonosis es la tuberculosis humana producida por Mycobacterium tuberculosis.

Desafíos del siglo XXI

El impacto de las enfermedades zoonóticas no solo radica en el daño a nivel de salud pública, sino que ocasiona severas pérdidas económicas que repercuten sobre todo en países en vía de desarrollo.

Después de lo ocurrido con la COVID-19 podemos darnos cuenta de que el alcance, la magnitud y las consecuencias mundiales de las enfermedades de origen animal en la actualidad no tienen precedentes.

De hecho, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) menciona que 60% de los agentes patógenos que causan enfermedades humanas proceden de animales domésticos o de la fauna salvaje, el 75% de los patógenos humanos emergentes son de origen animal y que el 80% de los patógenos que son preocupantes para el bioterrorismo se originan en los animales. Datos que alarman enormemente.

En el estudio publicado por Jones y colaboradores en 2008 se analizaron 335 eventos de enfermedades emergentes y obtuvieron como resultados que las bacterias son los agentes causales más comunes, representados por el 54% donde se incluye las resistencias antimicrobianas.

Está claro que la lucha contra las zoonosis comienza con la eliminación del agente causal de la enfermedad. Sin embargo, esta lucha es ardua pues los microorganismos evolucionan, se adaptan y se modifican, aumenta su espectro de hospedadores, pueden cambiar de vectores e incluso aumentar la patogenicidad.

Por otra parte, la aparición de enfermedades zoonóticas emergentes y reemergentes deben marcar el comienzo de cambios como la implementación de la visión One Health (Una Sola Salud), marcos legales y políticos sensatos, instituciones que funcionen bien, financiamiento adecuado, detección rápida y un plan de implementación de la intervención son algunas de las premisas que debemos tomar en cuanta.


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Elizabeth Minda-Aluisa